
¿Seguro que alguna vez has padecido agujetas tras practicar ejercicio físico de cierta intensidad, verdad? Pues sigue leyendo porque lo que hoy te voy a contar sobre las agujetas probablemente no lo sabías, o quizás si. Lo digo porque me consta que mucha gente desconoce realmente por qué se producen y en consecuencia los remedios que utilizan para prevenirlas y aliviar las molestias derivadas suelen ser equivocados.
Las agujetas aparecen en nuestra musculatura normalmente unas horas después de realizar deporte, especialmente cuando no estamos habituados a hacerlo, o bien cuando realizamos una actividad física que suponga un esfuerzo por encima de lo habitual.
Antes se pensaba que el dolor de las agujetas se debía al ácido láctico que liberan nuestros músculos cuando hacemos deporte. Dicho ácido láctico, al enfriarse el músculo se solidifica y da lugar a la aparición de pequeños cristales que a modo de pequeñas agujas se creía provocaban el dolor. Sin embargo el dolor muscular asociado a las agujetas en realidad se debe a que el sobre esfuerzo al que sometemos a nuestros músculos provoca pequeñas roturas en las fibras musculares. Dicho dolor puede variar en intensidad dependiendo del daño sufrido por el músculo en cuestión, siendo en ocasiones leve y otras puede ser un dolor casi insoportable que sentimos al realizar ciertos movimientos y puede durar varios días.
¿Qué significa ésto? Pues básicamente significa que los remedios caseros que mucha gente cree efectivos para prevenir las agujetas en realidad son inútiles. No es cierto que beber agua azucarada antes de practicar deporte evite las agujetas. Tampoco surte efecto el agua con bicarbonato ni para prevenirlas ni para aliviar los dolores después.
El único remedio efectivo para prevenir las agujetas cualquier persona que esté comenzando a practicar algún deporte o esté desentrenada consiste en aumentar la intensidad de la actividad deportiva de forma gradual. Es conveniente comenzar con sesiones suaves e ir aumentando progresivamente la actividad de manera que nuestros grupos musculares se vayan acostumbrando al esfuerzo, adaptándose y en consecuencia sufriendo menos roturas.
Si las agujetas ya han hecho acto de aparición, puedes aplicar calor en la zona para aliviarlas. También resultan útiles los masajes localizados en los grupos musculares afectados.
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